Werewolf: The Apocalypse Earthblood - ¿Revisar, aullar o yelp?

Werewolf: The Apocalypse Earthblood - ¿Revisar, aullar o yelp?

Para poner en la mano una licencia importante como la del World of oscuridad en manos de un desarrollador fluctuante es sin duda un gran riesgo, que puede conducir al éxito derivado de un salto cualitativo sorprendente, así como a un proyecto demasiado difícil de gestionar. Hablemos hoy de Hombre lobo: El Apocalipsis Earthblood, trabajo mediante Cianuro Estudio, que quizás ya hayas escuchado por producciones indudablemente valiosas, pero muy discutidas debido a fallas evidentes que no permitieron que se destaquen. Algunos ejemplos son la saga de temática sigilosa de Estigioo La llamada de Cthulhu (entre otras cosas, parte de un universo narrativo aún más complejo).



El título hizo su debut el 4 de febrero, el PC, Xbox Una, Xbox Series X / S, PlayStation 4 e PlayStation 5; precisamente esta última es la plataforma donde tuvimos la oportunidad de vivir las aventuras de un lobo algo herido, que no supo gruñir lo suficiente como se esperaba. Ya podemos anticipar que --aunque no es correcto definir a Werewolf: The Apocalypse Earthblood como un completo fracaso-- el trabajo está lejos de lo que la mayoría de los jugadores esperaban, y tiene varias deficiencias muy importantes. Descubrámoslos juntos, estudiando también las fortalezas que logran salvar marginalmente esta producción.

Werewolf: The Apocalypse Earthblood - ¿Revisar, aullar o yelp?

La (pequeña) furia de Werewolf The Apocalypse: Earthblood

La apertura del juego difícilmente te hará cerrar la boca, mientras que en unos segundos te mantendrá inmerso en un trama aparentemente muy convincente, narrado con secuencias gráficamente espectaculares y atractivas. Las tres entidades que gobiernan el mundo, Wyld (creador caótico), tejedor (orden) e Wyrm (destructor que quita lo viejo por lo nuevo) han perdido su integridad, ya que la humanidad terminó corrompiendo al Wyrm. El jugador desempeña el papel de Garou, un hombre-lobo que lucha por preservar Gaia, esa es toda la creación. Estas premisas desencadenan sin duda una curiosidad no indiferente, que sin embargo acaba haciendo bastante demoledor el choque con este producto, debido a las lagunas en el sector gráfico y lúdico. Al menos podemos confirmar que, aunque con un ritmo más o menos estructurado, la historia sigue siendo interesante, y también se enriquece con algunas elecciones -casi inútiles- en los diálogos, que solo se materializan con una pregunta cerca del final. El protagonista se encuentra viviendo situaciones realmente terribles, mientras que su personaje también es delineado por el jugador, y los eventos lo demuestran más de vez en cuando.



El hombre tendrá que entregar áreas limitadas para todos. 8-9 horas en el campo, con la posibilidad de realizar algunas tareas secundarias y profundizar en la tradición del juego solo entre una misión y otra. Por lo demás, es simplemente cuestión de ir a zonas repletas de enemigos, intentando infiltrarse para derrotar al jefe final del turno. Garou, además de su forma humana normal, se puede convertir en lobo cuando quiera, para ganar velocidad y aumentar las capacidades de sigilo relacionadas con la infiltración. Luego hay una forma de lucha, que ve al protagonista tomar la forma de un hombre lobo feroz, que a su vez presenta dos tácticas de combate alternas y un modo de furia. El objetivo no es necesariamente actuar con sigilo., dado que el juego deja total libertad en esta área y te permite comenzar agresivamente de inmediato, o activar la forma de combate solo después de ser descubierto.

El caso es, sin embargo, que lo que a primera vista parece una jugabilidad variada y divertida, lamentablemente se ve abrumado por la timidez -y el bajo presupuesto- que invalidan cada uno de los apartados presentes y todo el diseño de niveles. Llamar a la inteligencia artificial que gobierna las secciones de sigilo rudimentaria es un cumplido, y la presencia de la ballesta permite "romper" el juego en estos casos, saliendo de los esquemas de los niveles y eliminando rápidamente a los enemigos. En caso de que te atrapen, bastante fácil dada la presencia de miríadas de enemigos en las etapas más avanzadas, entonces se desencadena la fase de enojo, la que debería hacer brillar la idea detrás de Werewolf: The Apocalypse Earthblood.


Gemidos juguetones y técnicos

Alternando entre sus dos fases, con la furia final que solo se puede activar esporádicamente, la jugabilidad se configura como un hack and slash bastante divertido y que bombea adrenalina, al menos en las primeras etapas. La furia del hombre lobo realmente cobra vida en el jugador (aunque no hay características del Dualense), y con secuencias lúdicas y poco razonadas, la obra simplemente se deja tocar, sin demasiadas pretensiones. La inteligencia artificial también se filtra en combate, y además es extremadamente débil, factor que el desarrollador ha intentado remediar añadiendo hordas de enemigos. Al final los enfrentamientos, sin embargo, siguen los pasos del musou, y terminan aburriéndose después de poco tiempo, también gracias a un sistema de progresión superficial y una variedad realmente pobre de habilidades y combos.


Técnicamente Werewolf: The Apocalypse Earthblood es muy estable, al menos en PlayStation 5, y se mantiene firme Granito 60 FPS en todas las secuencias. Desafortunadamente, sin embargo, el sector gráfico es extremadamente limitado y se posiciona al nivel de la generación de PlayStation 3 y Xbox 360, considerando que también desfiguraría en Nintendo Switch. Las animaciones faciales rompen completamente la inmersión, las localizaciones y los enemigos son todos iguales y hechos aproximadamente, sin destellos creativos particulares. Se hace una excepción para los elementos más característicos del Mundo de las Tinieblas y para las cinemáticas, momentos esporádicos en los que la aventura muestra algo de músculo.

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