En los últimos días ha habido muchas noticias sobre las críticas de Zlatan Ibrahimovic sobre el tema de la licencia que vería incluido en FIFA 21, así como en los capítulos anteriores de la serie de videojuegos, otros jugadores que parecen no haber dado su consentimiento al tratamiento de sus rostros en el título. Después del delantero Milán, también Gareth Bale declaró que la decisión de incluir o no al jugador con su propia cara en el título debería recaer en última instancia en los jugadores, y no en organizaciones como la FIFA o FIFPro.
Ibrahimovic fue el primer jugador, tras años de silencio, en investigar esta confusa situación, sobre todo gracias a la acción de su agente Mino Raiola. Este último decidió llevar a la FIFA a los tribunales, a través de la recopilación de testimonios de más de 300 futbolistas que han decidido unirse a esta disputa de licencias. La principal motivación es luchar contra un sistema que penalice a los jugadores, que ven su rostro y características utilizadas con fines comerciales sin que nunca se haya solicitado su autorización. En respuesta, los desarrolladores de FIFA 21 Electronic Arts y EA Sports han declarado que cuentan con todos los permisos necesarios para poder utilizar los jugadores que están presentes dentro de sus títulos, gracias sobre todo a la asociación con FIFPro, organización, sin embargo, de la que Ibrahimovic niega formar parte.
Por tanto, parece que la disputa entre el título FIFA y los jugadores, liderada por el campeón sueco, está muy lejos de su conclusión. Aunque las caras de los futbolistas han aparecido en la FIFA, y de manera más general en muchos de los títulos de fútbol durante muchos años, el hecho de que la polémica haya nacido recién en 2020 no puede dejar de hacernos pensar en una mera cuestión económica. Solo nos queda esperar para saber cómo terminará todo, pero estamos seguros de que este no es el último episodio.
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